Sigo con mi cruzada personal y no transferible en contra del revelado automático. Aquí lightroom. Creo cada vez más que el revelado automático no sirve para revelar, sino para hacer un ajuste previo sobre el que hacer otras cosas, y que resulta tan útil como no hacer absolutamente nada.
La primera foto es revelado automático de lightoroom (versión nueva llamada ahora «clásico»). Zoe bailando después de ponerse el sol, la semana 8!K o así, la semana de mi cumpleaños. Tiro hacia el sur, ya no hay sol en el horizonte, el cielo se pinta como un telón de malvas y melocotón.
En la foto revelada en automático lightroom ha subido el contraste, matando los colores del cielo al aclararlo, lo que pone de manifiesto los problemas de las imágenes digitales para mantener los colores saturados en las luces, y oscureciendo feamente el cuerpo de la bailarina.
La segunda foto es mi versión. Hay colores en el cielo, no he ensuciado a la bailarina con el viejo dilema o color o densidades. Quiero esa densidad con ese color, no el que me propone el programa de revelado.
El revelado automático de lightroom es solo un ejemplo de lo que sucede con los revelados automáticos que me hace pensar que no debería fiarme de ningún automatismo, porque las elecciones que hace son las que realizó el programador del equipo, no yo. No es solo el revelado automático de lightroom, son todos los revelados automáticos, empezando por los ajustes automáticos de la cámara.
Como recordatorio personal, no fiarme de ningún automatismo, no fiarme de nada que presuma de «inteligencia artificial».